miércoles, 1 de diciembre de 2010

LA MUERTE Y LA FLOR


Recostada sobre mi pecho,

en la risa de tu edad me dijiste

¡mátame!,

pero qué sabes de la muerte;

tu cuerpo es una plaza de pájaros,

de senderos abiertos, sin término.

Me miras como crees que se miran

las cosas importantes:

llenas de polvo la palabra

con la torpeza de la solemnidad.

Yo entonces surco tu cabellera,

tu labio inferior, tu cuello;

la Codicia va descendiendo por ti…

Susurras que te mate…

pero en tus ojos

un parque se columpia.

Y tú no lo sabes, cómo podrías;

y yo quisiera negarla, negar esta muerte

que hace tiempo

se acuesta entre nosotros.

2 comentarios:

  1. ya puuubliiiiiica un poemaaaaaarioooooo!!!!!!!!!! >.<, no me bastan tus entradas de blog =(

    Sammm

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